lunes, 22 de junio de 2015

Disculpen, ¿pueden parar la guerra? Estamos en medio

Un verano más, la inestabilidad reina en el Real Betis Balompié y en su afición, la cual ha ido fracturándose por sus extremos hasta desembocar en una guerra civil cuyo grandes perjudicados son, cómo no, los BÉTICOS. Aquellos que, alejados de Consejos, Loperas y Oliveres, solo quieren lo mejor para su Betis y reniegan de cualquier interés e idolatría que pudiera perjudicar el devenir del equipo de sus amores.

La situación actual del Beticismo me la figuro como varios bandos en un descampado, lanzándose piedras entre ellos, con el Betis y los béticos en medio. Piedras que golpean en el escudo del Betis o en las cabezas de los aficionados, quienes no pueden hacer más que mirar cómo sus extremos han entrado en una especie de autodestruccionismo del que nada positivo se puede sacar.

Los hay que no ven más allá de los bandos. Que te ‘obligan’ a elegir. Y que si dices algo malo de uno es porque eres del otro. Y no. Somos muchos los que no tenemos ni queremos bando, los que tenemos un único objetivo que no es otro que es disfrutar del Betis. Y por culpa de unos y otros, llevamos años sin hacerlo.

Por culpa de los intereses personales, de la avaricia, del dinero, de optar o tener buen cargo del que presumir o de la adoración a una o unas personas que son idolatradas mientras se llevan el dinero calentito a su bolsillo. Todo ello por encima del Betis y los béticos, que están CANSADOS de tener que aguantar día sí y día también este absurdo e inadmisible enfrentamiento de intereses.

¿Pueden parar la guerra? Por si no se habían dado cuenta, estamos en medio.